Una de las duras pruebas de certificación a las que se somete una nueva aeronave es el Rejected Take Off (RTO), del que ya hemos hablado alguna vez (en el caso del Boeing 777).
En este caso hemos elegido el RTO de la última versión del famoso Boeing 747. La prueba consiste en cargar al máximo el avión, desgastar casi al límite los frenos y acelerar hasta la velocidad de despegue para, en ese momento, tratar de parar la aeronave con la sola ayuda de los frenos (no interviene en ningún caso la reversa).
Tras detener el avión, este debe ser capaz de rodar por la pista durante al menos 5 minutos, sin que el fuego que se pueda originar en los discos de freno afecte al resto del 747. En el vídeo podemos ver como los bomberos esperan a que los neumáticos se desinflen automáticamente (para evitar una explosión) antes de poder extinguir el fuego.
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