Un peligro más en el aire

Un peligro más en el aire viene a ser lo mismo que aquí el que escribe acaba de aprobar el examen final que le da derecho, una vez pague las correspondientes tasas je je, al título de piloto privado de aeronave o PPL(A). Hoy por fin llegó el día del examen y todo fue bastante bien. Ha costado y eso que por lo visto he ido muy bien según dicen en la Escuela. Atrás quedan muchas anécdotas, algún susto, buenos y malos momentos que aunque por superstición mía no he acompañado de momentos gráficos voy a dejar resumidos aquí a teclado y letra. Para los amantes de documentos gráfico dejaré dentro de poco un pequeño video que grabé en un vuelo sólo, pero ya llegarán más ahora con la licencia en mano, espero.

Atrás quedan los nervios del triangular a Valladolid (LEVD). El día anterior a que me tocara hacer el triangular yo sólo hice la misma ruta con mi instructor aprovechando para hacer un vuelo en formación con otra aeronave conocida que se dirigía también a LEVD. Con una visibilidad espectacular fue un vuelo en el que las tomas fueron tan malas que me hicieron plantear el repetir el triangular yo sólo al día siguiente, pero tras una noche sin dormir lo hice, no sin antes tener que hacer esperas al norte de Casarrubios (LEMT) mientras un Ángel (identificativo de los helicópteros de la Policía Nacional) me indicaba que el campo estaba cerrado porque estaban retirando una avioneta con un pinchazo en medio de la pista. Al final tras varios 360 (esperas dando vueltas sobre un punto) aterricé librando la pista por la cabecera contraria sin prisas ni agobios ya que estaba yo sólo en ese momento.

Hubo muchos vuelos cancelados: que si alguien se ha dejado la batería encendida, que si uno de los neumáticos esta en las lonas, que si hoy no va la radio, que si la Meteo es mala (el tiempo vamos), que si el avión está en revisión, aunque la peor fue el día que poco antes de irnos y tras hacer la revisión exterior veo una fuga de un líquido negro que resultó ser una fuga de combustible manchada por suciedad del motor y que venía del carburador. La fuga comenzó después de realizar la revisión exterior y porque el instructor llegó después, si no, pues no la veo….

Otra muy buena ocurrió en toma en Casarrubios con mis instructor, olemos a quemado y vemos un humillo negro en el morro del avión, aterriza ya!, aterriza ya! Al tomar se quita el humo, miramos parámetros de motor y como está todo OK motor y al aire y vuelta a Cuatro Vientos (LECU) con entrada del avión al taller (nunca pregunté qué fue lo que se debió quemar). Otras anécdotas como cruces con otras aeronaves, sufrir turbulencia clara (en un día claro y soleado sin aparente inestabilidad), aguantar la bronca merecida del controlador por no pasar a la frecuencia que me indicaba, frenadas apuradas para salir por la primera pista quedan ya en un segundo plano. Y por supuesto mi cruz: las tomas, que sigo pensando que aún no domino y parece que me salen peor con viento calma.

Otros días los vuelos supusieron en cambio desconectar de todo, centrarme 100% en el vuelo y servir de terapia frente al día a día. Me permitieron ver Aranjuez y su palacio (aunque fue porque me equivoqué de ruta, je je), disfrutar de Toledo y el Alcazar, el Escorial, la Sierra de Madrid, la inmensa llanura castellana, llegadas al ocaso, ver en formación lejana a la Patrulla Águila, acrobacia en Casarrubios (no mía claro), reírme de los atascos en las carreteras, sobrevolar la casa de un amigo del curro y en definitiva disfrutar de vez en cuando.

Otros en cambio se me hicieron muy duros por no poder aislarme correctamente de las cosas que a uno le ocurren en tierra, pero allí había que estar con el instructor en el aire e intentando poner toda la atención en el vuelo, aunque sabes que cuando vuelvas a bajar todo vuelve a ser como era. Esos días sólo yo se lo duros que fueron y encima sin salirme las cosas en el aire…

Como veis para mi llegar hasta aquí no fue nada fácil (por mucho que digan en la Escuela que soy el alumno aventajado y que me he sacado el título con “pocas” horas). Ahora queda mucho por aprender y algún susto por llegar que espero se quede sólo en eso. También queda mucho por disfrutar y muchos paseos que dar con amigos que están ya apalabrados desde hace tiempo y como no, viajar junto con el Capitán M.A.S hacia horizontes que esperan más allá de lo que la vista alcanza.

Un abrazo muy fuerte a todos los que me habéis apoyado, pero un abrazo de verdad de la buena. Gracias