jueves, 24 de septiembre de 2009

Controles de vuelo del TSR.2, el superavión que nunca fue

BAC TSR.2

El BAC TSR.2 (British Aircraft Corporation Tactical Strike/Reconnaissance 2) fue un desarrollo británico de la guerra fría para la RAF (Royal Air Force). Desarrollado a primeros de los años 60, fue concebido para penetrar dentro de un espacio aéreo enemigo altamente protegido, volando a baja altitud y gran velocidad (capacidad supersónica), para atacar con precisión objetivos de alto valor estratégico. El rival de la época, el General Dynamics F-111, aún forma parte de escuadrones activos, pero no era igualable al desarrollo británico, que fue cancelado, tras haber efectuado varios vuelos de prueba, por motivos políticos tras el cambio de Gobierno en las Islas.


Pero aunque sobre este avión se podría escribir un libro entero, sobre todo referente a los nuevos sistemas electrónicos que incorporaba, aquí sólo comentaré brevemente algo de los sistemas de control de vuelo, los cuales nos son tan convencionales como pudiera pensarse.


TSR.2 despegando con gases a plena potencia

El TSR-2 contaba con un estabilizador horizontal de movimiento independiente (izquierdo frente al derecho) cada uno dotado con pequeños timones de profundidad, así mismo carecía de timón de dirección, moviéndose toda la deriva vertical.


El ala en delta de 60º tenía diedro neutro, si bien en los extremos (wing tips) el diedro era negativo. Aunque el diedro negativo es desestabilizante, la conjunción de la configuración de ala alta y flecha positiva, contraresta este efecto y por tanto es necesario un equilibrio entre todo el avión para conseguir las cualidades lateral-direccional necesarias. La alta carga alar proporcionaba un vuelo más cómodo a baja altitud y gran velocidad, independientemente de corrientes térmicas.

Para poder sustentar el avión y hacerlo maniobrable a baja velocidad (control en aproximaciones y tomas, reducción de carrera de despegue) estaba provisto de flaps a lo largo del borde de salida del ala, dichos flaps contaban con un soplado proporcionado por el sangrado del aire del motor, lo que aumentaba notablemente la sustentación.

Lo más llamativo es que el avión carecía de alerones, por lo que el alabeo se producía por movimiento diferencial de los estabilizadores. Así mismo para guiñar se deflectaba por completo la deriva vertical.



Las superficies de control eran movidas de forma hidráulica por sistemas redundantes, activados por medios mecánicos, si bien algunos de ellos eran activados de forma eléctrica. El sistema fue diseñado de forma que un único fallo o impacto en combate no pudiera inutilizar el sistema.

TRS.2 en base para final tras un vuelo de prueba

El TSR.2 contenía tantos avances tecnológicos, que estaba un paso por delante de cualquiera de sus rivales contemporáneos, pero cosas del destino, nunca entró en servicio; si bien hoy sigue siendo uno de los mayores avances de la ingeniería aeronáutica desconocido por muchos.

2 comentarios:

JM dijo...

Yo juraría que el diedro negativo produce inestabilidad no estabilidad...

Hugo dijo...

Correcto, el diedro negativo desestabiliza, lo que pasa que queda compensado con la configuración de ala alta. Caso contrario a la mayoría de los aviones comerciales grandes (ala baja pero diedro positivo). Al final es un compromiso que se comprueba en vuelo